«Barcelona , que bello horizonte, como una joya en el sol.
Por ti seré gaviota de tu bella mar«
Freddy Mercury
El otro día, mientras ayudaba a una amiga a buscar opciones de hoteles en Barcelona me di cuenta de que nunca había escrito sobre esta ciudad española que visité durante mi primer viaje a Europa allá por el año 2011 y que tanto me impactó por su modernidad, su infraestructura, su arte, sus mercados, su gente…
Es raro escribir sobre una ciudad a la que visité hace tanto tiempo, pero puedo asegurarles que todavía hoy recuerdo cada paso que di para llegar a la Sagrada Familia y, más todavía, mi asombro al estar parada frente a frente con esa increíble obra de arte, que aún hoy sigue en construcción. ¿La terminarán alguna vez o será un proceso eterno que nos invitará a querer visitarla una y otra vez? No lo sé, pero sí les puedo asegurar que Antoní Gaudí era un genio.
Para quienes no lo saben, Gaudí fue un arquitecto barcelonés o, mejor dicho, el mayor representante del modernismo catalán. Sus obras son mágicas, increíbles, tan perfectamente diferentes a todo lo que hayan visto alguna vez que es también imposible de describir en palabras. Básicamente, y para que se den una idea, Barcelona entera tiene la huella de Gaudí impregnada en su esencia.
(Imágenes de y desde la Sagrada Familia)
Es que gran parte de las cosas que podemos encontrar en la capital catalana son parte de la obra de este genio de la arquitectura moderna. Yo, particularmente, quedé deslumbrada con tres de los trabajos que más deseaba conocer: La Sagrada Familia, la Casa Batlló y el Parc Güell.
(Imágenes de la Casa Batlló)![]()
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(Imágenes del Parc Güell)
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Pero Barcelona no es sólo Gaudí. También hay otro tipo de arte en sus calles, como en La Rambla, por ejemplo. Esa peatonal que se extiende entre la Plaza Cataluña y el mar. Porque sí, Barcelona además es mediterráneo, es sabor a mar, es color a mar. Caminando por largo paseo de cemento no sólo está repleta de artistas callejeros sino también de puestos que venden todo tipo de productos. Recuerdos de la ciudad, flores, cuadros, pinturas, caricaturistas y todo lo que te puedas imaginar.
Ahí, justo a mitad de camino en sentido al mar, a mano derecha, está uno de mis lugares preferidos y, tal vez, el que me hizo enamorar de los mercados callejeros: La Boquería. También conocido como el Mercado de San José, es el lugar donde descubrí que es una de las cosas que más disfruto en los viajes porque, de cierta forma, tiene plasmada la identidad de su vida local. Éste, en particular, me impactó por sus colores, sus aromas, y la forma en que todo eso se conjugaba para mostrarme cómo los españoles comparten su día a día entre ellos.
Barcelona, ¡qué bonita es Barcelona! ¿Cómo olvidar sus calles laberínticas, su Barrio Gótico y su impresionante arquitectura? ¿Cómo olvidar las montañas que la rodean y la paz de su mar? ¿Cómo olvidar que es imposible no enamorarse de ella? Barcelona, ¡qué bonita es Barcelona!
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